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En la actualidad, existen diferentes herramientas que hacen que la higiene bucodental no solo quede en manos de realizar un cepillado diario después de cada comida.
Evidentemente, ese cepillado dental con un cepillo (sea manual o sea eléctrico) sigue siendo la herramienta más básica e importante para mantener una higiene oral adecuada, pero hoy existen otros dispositivos complementarios que permiten optimizar la limpieza, alcanzar zonas donde el cepillado convencional no llega y mejorar la salud bucodental.
Por ejemplo, usar un irrigador dental se ha consolidado como una forma eficaz de prevenir enfermedades periodontales y de mejorar la salud gingival. Su uso, respaldado por numerosos estudios clínicos, se presenta como una recomendación cada vez más habitual por parte de odontólogos e higienistas. De hecho, hoy queremos darte cuatro motivos por los que deberías animarte a usarlo si no lo haces ya.
Recordatorio: ¿qué es y cómo se usa un irrigador dental?
Un irrigador dental es un dispositivo que utiliza un chorro de agua a presión para eliminar los restos de alimentos y la placa bacteriana acumulada entre los dientes, alrededor de las encías y en otras zonas de difícil acceso.
Su funcionamiento es sencillo: el usuario dirige el chorro pulsátil hacia los espacios interdentales y el margen gingival, regulando la presión según las indicaciones del fabricante y las recomendaciones del especialista. Aunque no sustituye al cepillado ni al uso de hilo dental, sí lo complementa eficazmente para mejorar la higiene oral diaria.
Motivos para usar un irrigador dental
A continuación, te explicamos cuatro motivos de peso por los que deberías usar un irrigador dental en tu rutina de cuidado bucal:
1.- Reducción significativa de la placa bacteriana
Diversos estudios han demostrado que el uso regular de irrigadores dentales puede reducir de forma eficaz la placa supragingival. El chorro de agua a presión consigue desprender biofilm bacteriano que el cepillo o el hilo dental no eliminan por completo, especialmente en pacientes con apiñamiento dental o zonas de difícil acceso.
2.- Prevención y control de la gingivitis
Usar irrigador dental ayuda a reducir la inflamación gingival gracias a su acción mecánica no invasiva y a la estimulación del tejido. En personas con encías sensibles o que tienden al sangrado durante el cepillado, su uso puede mejorar visiblemente la salud gingival.
3.- Complemento ideal para portadores de ortodoncia o implantes
Muchos de nuestros pacientes con brackets, puentes implantes y ortodoncia invisible en Lavapiés presentan áreas donde la higiene es especialmente compleja. El irrigador permite limpiar alrededor de estos elementos de forma precisa, minimizando el riesgo de infecciones o periimplantitis.
4.- Mejora del aliento y sensación de frescor duradero
Al eliminar de forma más completa los restos de comida y las bacterias que producen compuestos sulfurados, responsables del mal aliento, el irrigador contribuye a una sensación de limpieza profunda y frescor que perdura durante más tiempo que con el cepillado convencional.
En definitiva, usar un irrigador dental en tu rutina de higiene dental no es solo una cuestión práctica para mejorar la limpieza, sino que, a la larga, es una cuestión de salud.
Su uso regular, siempre bajo la recomendación de un profesional, puede marcar la diferencia en la prevención de enfermedades bucales y en el mantenimiento de una sonrisa sana a largo plazo. ¡Desde Centro Dental Lavapiés te animamos a probarlo!
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