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En nuestra clínica dental barata de Madrid no nos cansamos de repetir a todo paciente que entra por la puerta que morderse las uñas es una costumbre que puede afectar seriamente a su salud bucodental. Sabemos que hay muchos motivos detrás de la llamada onicofagia (el aburrimiento, los nervios, la ansiedad o el estrés). Pero también que hay muchas formas de dejarlo y ganar en salud.
En algunos casos, la onicofagia es un hábito que las personas ya adquieren en la infancia. Lo más común es que este mal hábito desaparezca a lo largo de la juventud pero a veces se mantiene también en la edad adulta. El hábito de comerse las uñas se torna algo intuitivo e involuntario. La persona solo se da cuenta de lo que está haciendo cuando empieza a sentir dolor. Por eso, en ocasiones necesita ayuda para dejar el “vicio”.
Qué daños produce en la boca
Al morderlas, las uñas se deforman y se vuelven más anchas y cortas. Pero no estamos hablando solo de una cuestión de índole estética. Seguramente se producirán también heridas, con la consiguiente entrada de bacterias, virus y hongos, derivando al final en infecciones en la boca. En definitiva, como decimos en el Centro Dental Lavapiés, comerse las uñas provoca daños importantes en la boca. En concreto, estos trastornos:
- Deterioro de los dientes, sobre todo los incisivos superiores e inferiores.
- Aumento del riesgo de caries.
- Deformación de las encías y del paladar.
- Abrasión del esmalte dental.
- Debilidad general de las piezas dentales.
- Amontonamiento de los dientes por efecto de la mordida constante.
- Infecciones bucales severas, por ejemplo gingivitis.
- Aparición de aftas y herpes.
- Afecciones en la mandíbula: dolor y dificultad para masticar.
- Mal aliento por la multiplicación de bacterias.
- Daños en los empastes de composite.
La cuestión es cómo frenar este problema. La verdad es que la única solución es la fuerza de voluntad. Nos podemos ayudar con remedios como los esmaltes de sabor amargo pero, a la larga, es todo cuestión de autoconvencerse de lo perjudicial de esta costumbre. Eso sí, si la onicofagia se da como respuesta a la ansiedad o los nervios, puede ser preciso buscar ayuda psicológica.
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