¿Te aparecen aftas bucales con mucha frecuencia al ingerir ciertos alimentos?

La cavidad bucal es un entorno muy sensible y complejo. No podemos olvidar que en ella conviven elementos como la mucosa oral, la lengua, las piezas dentales, las encías, las glándulas salivales… lo que da lugar a una microbiota propia que puede alterarse con facilidad ante la presencia de nuevos microorganismos.

En muchas ocasiones, una alteración en la microbiota puede causar una especie de pequeñas heridas denominadas aftas bucales. Incluso hay personas que notan cómo sufren la aparición de estas llagas de forma recurrente cuando ingieren determinados alimentos, lo que genera dudas y preocupación sobre la verdadera causa de este fenómeno.

Entender por qué surgen es fundamental para prevenirlas y, si fuera necesario, acudir a un especialista para obtener un diagnóstico preciso ya que no siempre tienen el mismo origen. En cualquier caso, a continuación te detallamos las causas que más frecuentemente suelen estar tras la aparición de las aftas bucales, prestando atención a aquellos casos en los que son ciertos alimentos los que pueden desencadenar la aparición de estas heridas en la boca.

¿Aftas bucales causadas por alimentos?

Como decíamos, la cavidad bucal es un entorno complejo que se ve constantemente “atacado” por agentes externos. Tan solo tienes que pensar, por ejemplo, cuántas veces te llevas las manos a la boca a lo largo del día para darte cuenta de lo fácil que resulta introducir microorganismos que pueden generar alteraciones y distintas reacciones en la cavidad bucal.

Pero si nos ceñimos estrictamente a esos casos en los que parece que la ingesta de un alimento concreto ha desencadenado un episodio de aparición de aftas bucales, los motivos son un tanto más complejos como te vamos a explicar ahora:

1.- Irritación mecánica o química: Algunos alimentos tienen una textura dura, puntiaguda o abrasiva (como frutos secos, cortezas de pan o patatas fritas), lo que provoca microlesiones en la mucosa que dan lugar a un afta mayor. A su vez, ingredientes ácidos como los cítricos o el tomate, así como comidas muy picantes, pueden generar irritación química que facilita la aparición de aftas bucales en personas predispuestas.

2.- Reacciones alérgicas o de hipersensibilidad: En determinados casos, lo que ocurre no es una lesión directa, sino una reacción inmunológica. Algunas personas presentan hipersensibilidad a alimentos concretos como chocolate, frutos secos, café, gluten o lácteos, lo que puede manifestarse en forma de lesiones orales dolorosas.

3.- Alteraciones del pH y cambios en la microbiota oral: El consumo de alimentos muy ácidos, azucarados o fermentables altera el pH de la saliva y favorece un entorno más agresivo para la mucosa. Estos cambios también pueden modificar la composición de la microbiota oral, debilitando las defensas locales y aumentando la susceptibilidad a lesiones.

4.- Deficiencias nutricionales: La falta de vitaminas del grupo B (especialmente B12), hierro o ácido fólico está directamente relacionada con la aparición de aftas recurrentes. Alimentos que, en lugar de suplir estas carencias, interfieren en su absorción o generan irritación, pueden desencadenar la formación de heridas.

5.- Factores sistémicos y predisposición genética: Aunque los alimentos actúan como desencadenantes inmediatos, la base del problema suele estar en una predisposición individual. El estrés, los cambios hormonales, ciertas enfermedades autoinmunes o la historia familiar de aftas recurrentes influyen en la frecuencia e intensidad de estas aftas bucales.

Conclusión

En conclusión, las heridas bucales tras la ingesta de determinados alimentos no tienen una única causa, sino que es una mezcla de factores nutricionales, inmunológicos y genéticos lo que causa la aparición de esas lesiones.

¿Sufres aftas bucales con frecuencia que te causan molestias? Pues te recomendamos acudir a nuestra clínica dental en Madrid Centro para identificar la causa subyacente y establecer un tratamiento adecuado. Prestar atención a la dieta, mantener una buena higiene oral y evitar los alimentos que se identifiquen como desencadenantes son pasos clave para reducir la recurrencia de este problema.