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Al tratarse de un término clínico, puede que no tengas muy claro qué son las abfracciones dentales. Pero podemos asegurarte que se trata de una patología que está bastante más a la orden del día de lo que crees en pacientes de todo tipo.
De todas formas, no te preocupes porque hoy arrojamos un poco de luz sobre este asunto con un lenguaje mucho más accesible para todos. Haremos un recordatorio de qué es una abfracción dental y, sobre todo, incidiremos en sus posibles causas.
¿Qué es una abfracción dental?
Como te contamos hace tiempo en este artículo, las abfracciones dentales son patologías que provocan la pérdida del tejido dentario duro en áreas de concentración de estrés (principalmente en caninos y premolares) por la acción de una carga biomecánica.
En definitiva, se trata de una alteración dental que, a diferencia de la caries u otras patologías bucodentales, no constituyen ningún foco de colonización bacteriana sobre la superficie dental, sino que el daño se debe a la constante presión y fuerza que se ejerce sobre los dientes, con una intensidad y duración aumentada a la de la mordida habitual.
Esa acción biomecánica es lo que da lugar al daño en el tejido dental, que puede concretarse en la aparición de fisuras, de arqueamientos de la corona de ciertas piezas que, a su vez, causa el desgaste en el cuello de los dientes, y en casos extremos, a la fractura en piezas dentales que hace necesario recurrir a un tratamiento de implantología en Madrid como los que realizamos en nuestro centro dental.
¿Por qué surgen las abfracciones dentales?
Pues si se trata de una lesión provocada no por la acción bacteriana sino por ejercer una presión y una fuerza muy constante y continuada sobre los dientes, habrás llegado a la conclusión de que la principal causa de este problema es el bruxismo.
O más bien podemos decir que las abfracciones dentales son una de las muchas y terribles consecuencias que puede tener el bruxismo a medio y largo plazo.
Es evidente que no todas las personas que tienen un problema de bruxismo van a desarrollar abfracciones dentales, ya que cada persona lo sufre en una medida u otra que hará que las consecuencias no sean igual de dañinas. Además, existen unas circunstancias dentales concretas que pueden favorecer que se desarrolle esta patología:
1.- Personas con esmalte dental más débil:
Cuando la capa de esmalte que protege las piezas dentales es más fina de lo normal, es más fácil que ante cualquier fuerza biomecánica se produzca una rotura de los prismas del esmalte que provoca la expansión, compresión o flexión lateral de la pieza dental que se verá alterada.
2.- Personas con contactos prematuros:
Los contactos dentales prematuros son debido a una mordida desequilibrada donde hay unas zonas con más carga masticatoria que otras. En estos dientes donde la carga es mayor, reciben más tensión y se produce la abfracción. Esto se produce cuando existen maloclusiones dentarias, pero también cuando un paciente lleva prótesis mal ajustadas.
¿Qué hacer en estos casos? Pues para que la abfracción dental no llegue a provocar que una pieza dental se quiebre ni se arquee la corona del cuello, lo mejor es detectar a tiempo un problema de bruxismo. Los motivos que suelen estar tras él son de índole psicológica, lo que requerirá una consulta con un profesional. En nuestra mano está la vigilancia, el análisis de tu evolución o recomendarte mecanismos que te alivien como dormir con una férula de descarga que resulte efectiva para paliar los efectos del bruxismo.
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